Corría 2014. Marvel avanzaba en su imparable tren de universo cinematográfico superheroico y Warner intentaba dar sus primeros pasos con su franquicia de DC. Universal estaba en planes de algo similar con sus franquicias de criaturas de la oscuridad (Drácula y La Momia para empezar... Y para terminar, porque no prosperó más de ese punto...). Entonces Legendary Pictures, en conjunto con Warner, quizo sumarse a la ola. ¿Su franquicia? Godzilla y todo el panteón de Kaijus o monstruos gigantes.
Godzilla (2014), dirigida por Gareth Edwards, se presentaba como el puntapié inicial de esta movida de películas donde lo que ocurre en las otras se relacionan entre sí y tenemos escenas postcreditos como adelantos de lo que está por venir. Y si bien aquella película nos presentaba un elenco de notables estrellas, clásicas y nuevas (Bryan Cranston, Ken Watanabe, Elizabeth Olsen, y Aaron Taylor-Johnson por nombrar algunos), la fotografía, un guión lentisimo y centrado en los personajes humanos, y una edición desgranada, hicieron que la película cosechara mas críticas negativas e indiferencia de lo que deseaban sus productores. Pero a pesar de eso, la maquinaria se puso en marcha y continuó camino en Kong: Skull Island (2017). Y ahora la cosa empezaba a tomar color. La organización Monarch comenzaba a llamar nuestra atención y los ojos se fijaban en cómo seguirían las aventuras del Kaiju más famoso de todos.
Así llegamos a Godzilla 2: El Rey de los Monstruos (2019), cuya dirección recae en las manos de Michael Dougherty. Y parece que Legendary aprendió y evolucionó, trayendo nos una cinta que nos tiene atrapados desde el primer momento.
La película no es perfecta, pero sin dudas demuestra gran amor por la franquicia por parte del director. Sin caer en spoilers, podemos mencionar que la cantidad de monstruos que aparecen, sus enfrentamientos, el nivel de inferencia de la historia de los personajes humanos y la forma de narrar equilibra perfectamente occidente y oriente, dándonos así un producto digno de las producciones japonesas originales en cuanto a historia y personajes (tanto humanos como monstruos) y un despliegue técnico digno de cualquier tanque fílmico occidental.
Acá la fotografía es excelente, con momentos dignos de ser enmarcados. La banda sonora es soberbia. Deja totalmente atrás el tono sepia de la producción de 2014, poniéndose más en línea con lo visto en Kong. Las actuaciones son correctas, sobresaliendo Ken Watanabe y Millie Bobbie Brown, aunque no por esto dejando opacado al resto. Incluso el elenco de secundarios llega a tener relevancia y generarnos cierto cariño. El guión, aunque simple, respeta el espíritu de los clásicos del género, y se mantiene arriba en cuanto a acción gran parte de la película, con algún que otro bache, pero sin aburrir. Y la banda sonora solo se puede describir como epica, con pasajes que te hacen emocionar.
Fue una grata sorpresa ver la evolución que pega acá el monsterverse de Legendary, y resulta esperanzador en vista de los proyectos por venir. Si te gusta el género Kaiju, esta película va a dejarte muy satisfecho. Y si solo te interesa que sea digna de pochoclo, vas a salir muy entretenido.
Sin dudas, hoy más que nunca: larga vida al rey!!